El pasado 15 de septiembre inaugurábamos la III edición de la muestra colectiva EXPOLAB, un espacio expositivo temporal destinado tanto a aficionados como a profesionales de las artes escénicas, audiovisuales y plásticas con el título ¿Viaje a un mundo mejor? . Tenía como objetivo hacer una reflexión artística en la que el espectador participase de forma activa en conceptos como frontera, distancia, segundas oportunidades… aprovechando las posibilidades para performance y exposición del espacio en sus diferentes salas. Esto supuso un trabajo colectivo previo tanto del equipo creativo de Imaxinatea como de las y los artistas participantes a los que estamos especialmente agradecidos por su entrega y dedicación. Nos parece una excelente ocasión el final del año 2022 para publicar este artículo como homenaje a ellas y ellos, y en general a las personas que sufren la injusticia de la guerra y a las que ayudan a aliviar ese sufrimiento.
La génesis de la exposición se desarrolla en tres etapas, la propuesta de temática, la preparación de la exposición con artistas y finalmente la exposición abierta al público.
Fotografías de Oleksa Bartka
En la primera etapa, de forma temprana ya en enero de 2022, definimos que la muestra debería ser abierta a todas las propuestas escénicas, audiovisuales, plásticas y fotográficas que plasmasen, postpandemia de COVID, la consecución de un mundo mejor, más habitable y sostenible. Los procesos traumáticos, desde luego la pandemia lo fue a nivel universal, son momentos aprovechables para analizar qué aspectos son mejorables y qué es aquello imprescindible en nuestras vidas. Así el equipo creativo formuló el primer llamamiento a artistas a principios de febrero. Desgraciadamente la invasión de Ucrania por parte de su vecina Rusia el 24 de febrero sacudió al mundo civilizado. Nos parecía imposible que después del sufrimiento que acarreó la pandemia, y en la que la mayoría perdimos a seres queridos de forma inesperada, un país europeo fuera víctima de la barbarie de una guerra total por cuestiones territoriales. La guerra sólo debería estar en los libros de historia, como un mal de la humanidad. Decidimos reformular la propuesta planteando el interrogante de ¿un mundo mejor? A partir de ese momento las propuestas que nos llegaron fueron surgiendo de personas que tenían una idea artística definida y una explicación para su obra coherente con el contenido de la exposición.
Mantuvimos la primera reunión con artistas a finales de agosto para abordar los aspectos organizativos principales: concreción de temática, distribución del espacio, temporalización. Comprobamos que los viajes erán inherentes a dos artistas, en un caso como huída, viaje no deseado, al menos de primera intención, y en otro caso era muy deseado, iniciático, de descubrimiento del mundo, lo que nos hizo reflexionar, en base a un dato objetivo, el récord de desplazamientos registrado en el verano del 2022, sobre la necesidad de viajar. Esta necesidad funcionaba como nexo de unión con las otras dos artistas, una, cuya pintura era muestra de los efectos positivos que tiene el arte en el bienestar interior, a modo de viaje artístico de descubrimiento propio y , otra, como la búsqueda de segundas oportunidades en lugares insospechados como en una papelera industrial, contenedor de residuos. La duda sobre la necesidad de viajar, el para qué, y el por qué, fueron el objetivo final de la exposición que nos hizo concretar el título de la muestra en: ¿viaje a un mundo mejor?
Fotografía de Oleksa Bartka
El resultado fue sobresaliente. En el vestíbulo se situó la frontera, la estación , con la maleta del refugiado que huye de los horrores de la guerra. Las luces intermitentes de las alarmas antiaéreas y la débil iluminación permitían leer los versos del éxodo contemporáneo de los “caracoles” ucranianos con su casa a cuestas tal como los describe, con versos, el poeta, cantante y artista de performance ucraniano Serhiy Zhadán. El ambiente poco confortable para hacer sentir al espectador la incomodidad e incertidumbre del que viaja huyendo sin tener la certeza de su destino ni el de los amigos y seres querido que deja atrás, se complementa con un pasillo, que hace de distribuidor y nexo de unión entre las distintas salas, largo, estrecho, impersonal, como el de los aeropuertos, con luces indirectas, con elementos etéreos, provisionales y malditos como el plástico que recubre techo y paredes y los aviones de papel, frágiles como la existencia, que a nuestro paso cimbrean y cambian de posición de forma ondulante, aleatoria…
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Un viaje de 10´ con la refugiada ucraniana , de la creadora y directora audiovisual Oleksa Bartka nos sumergió en un viaje inesperado y obligado, de 4.000 kilómetros desde su país hasta Vigo motivado por la guerra en su país, a través de una instalación en un espacio cerrado, hermético, con un relato de fuerte carga emocional, realizado en voz en off en primera persona, en la que la artista muestra el dominio del relato, la expresividad vocal, y una maleta de la que emergen decenas de sentimientos enfrentados, que se escapan volando en hojas de papel, atendiendo a una realidad que supera al individuo, frágil frente a la maquinaria de la barbarie, pero en el que se atisba un hálito de esperanza en el retorno deseado, en el triunfo de la paz y en la humanidad comprensiva con el sufrimiento de los refugiados.
Un viaje al interior de uno mismo, de la artista plástica Daniela Soltau , con mucha intuición, nos mostró la fuerza de las artes como terapia a través de sus pinturas coloristas, abstractas, inspiradas en las vanguardias de principios del siglo XX. Compartiendo espacio luminoso con la anterior, Un viaje a la papelera, de la diseñadora de moda y complementos Mónica Soto, nos enseñó a darle una segunda oportunidad a objetos, prendas obsoletos y sobrantes de la industria textil, creando accesorios de moda únicos, bellos y provocadores, que constituyen auténtico arte.
Un viaje a los Pirineos, del fotógrafo y creador audiovisual Andrés Conde, nos mostró las fotografías del viaje que recorrió con amigos desde Vigo a la cordillera pirenaica, frontera natural, que le permitió vivir y compartir experiencias de su gran pasión, la fotografía, en un entorno natural lleno de bellos paisajes. Una proyección audiovisual, de dos minutos de duración realizada en colaboración con Yuri Salgado nos narró con fotografía y música lo sentido en el viaje y el proceso creativo hasta llegar a las fotografías artísticas finales, que están incluídas en un fanzine que detalla y justifica, en pleno goce, por qué Andrés recorrió 2.026 kilómetros el año pasado.
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La muestra en su conjunto constituyó un momento único e irrepetible de conjunción de creatividad, que nos ha inspirado profundamente y que esperemos también inspire a otras personas a realizar sus propuestas y creaciones, para las que tendrán las puertas de nuestro espacio creativo abiertas. Nosotros ya estamos trabajando, viajando, a la IV edición de la muestra colectiva EXPOLAB, y os animamos a contactarnos para que nos formuleis vuestras propuestas.
