El teatro como herramienta pedagógica, el teatro como herramienta de comunicación, el teatro como terapia, el teatro como medio de conciencia social, en cualquiera de sus formas, ejerce una poderosa fuerza en el proceso de formación de las personas, vinculando su formación con conceptos como, mundo, país, nación, sociedad y hombre. Además hace que el alumnado comprenda lo importante que es el trabajar en equipo y olvidarse de individualidades. El teatro en la educación ofrece una herramienta de comunicación con el estudiante, con su entorno social.
Se puede justificar la influencia positiva de la práctica teatral en el proceso educativo a través del desarrollo de los siguientes aspectos (Cutillas, S. V. 2005):
- Permite el desarrollo armónico de la personalidad en sus dimensiones: cognitiva, afectiva, psicomotriz, moral y estética.
- Facilita la socialización y el trabajo en grupo: la prosocialidad, integración, prevención de la violencia.
- Constituye una base para la expresividad: emocional, escrita, oral, corporal, plástica, musical.
- Desarrolla la sensibilidad estética: el buen gusto, la afición por el arte.
El teatro contribuye al desarrollo de la personalidad
El teatro a través de su actividad dramática es un medio para que los niños/as y jóvenes, vean la vida de otro modo. La sociedad en la que vivimos hace que las nuevas generaciones vivan en un estado permanente de ansiedad. Esto tiene que ver mucho, con la cultura del “zapping”, es decir ver mucho pero no analizar nada, siempre pendientes de alcanzar algo nuevo rápido, con poco esfuerzo.
El teatro puede ayudar a relajar este estado de ansiedad, pues ayuda a observar, pensar, analizar los diferentes caminos y posibilidades. “La vida cotidiana está condenada a la miseria sensorial, a la cacofonía industrial, a la sobrecarga publicitaria y, en suma, a la saturación de estímulos insignificantes. En nuestro mundo actual puede decirse que la vulgaridad, lo reiterativo, lo insípido, constituye algo más que un mero accidente. Se trata del rostro «natural» que impregna casi toda la vida.” (Miravalles, L.,1998).
En el juego dramático, el alumno/a explora a través de la expresión corporal (desplazamientos, gestos, movimientos, etc.), expresando diferentes sentimientos y/o ideas, experimentando comportamientos diversos. De esta forma amplían el conocimiento de sí mismos y de los demás: a través de los juegos los alumnos/as dan salida a sus problemas más internos. Estos problemas pueden ser difíciles de expresar para ellos, pero a través del juego dramático todo resulta más fácil. Los problemas de agresividad, de autoestima, de relación con los demás, tanto amigos como familiares, surgen a través del juego.
En el desarrollo de la práctica teatral se sumergen en otros personajes con otras emociones y sentimientos y esto hace que analicen y que reflexionen. El teatro puede ayudar en el proceso de maduración. “En el ámbito psicoafectivo, hacer teatro ayuda a la exteriorización de conflictos internos, la desaparición de bloqueos e inhibiciones mentales y físicas y a conseguir equilibrio psicológico.” (Cutillas, S. V. 2005)
Un espacio de socialización
El teatro no puede ser una práctica individual. Se hace en un contexto social, ante la mirada del otro. La práctica teatral requiere respetar al compañero, estar pendiente para dar una réplica, responder ante las propuestas de los demás… Por otra parte, las personas que practican teatro suelen necesitar arriesgarse emocionalmente, abrirse a nivel creativo ante los compañeros, por lo que el respeto es una condición básica del ambiente de trabajo, se crean unos vínculos especiales entre los participantes que suelen ir más allá de los horarios de práctica. Es por eso que mucha gente que se desplaza a vivir a una nueva población recurre a los grupos de teatro para integrarse en la nueva comunidad.
Según S.V. Cutillas, el teatro puede ser útil para exteriorizar instintos belicosos sin causar daño, da la oportunidad de integrar a los alumnos/as con menos capacidades intelectuales y atiende las necesidades de alumnado con discapacidad. Además no es necesario que todos actúen, hay muchas labores que se pueden hacer en teatro, dramaturgia, escenografía, atrezzo, música… todo tiene cabida.
A veces pasa, que alumnos/as que no llevan bien sus estudios, en las clases de teatro encuentran un espacio donde destacan, donde se desarrollan con facilidad, esto aumenta su autoestima y provoca una mejora en sus resultados académicos. Alumnos/as que vienen de situaciones sociales más desfavorecidas, a través del teatro pueden experimentar otras situaciones, lo que les puede ayudar a ver la vida de otro modo. En referencia a integración del alumno/a con discapacidad, las clases de teatro ayudan a que se sienta uno más del grupo.
En el trabajo en equipo no hay éxito individual, sino colectivo. Todo el grupo es un equipo y todos llegarán a alcanzar el objetivo, el éxito es de todos y para todos. Además el teatro es un elemento dinamizador para organizar fiestas del curso, semanas culturales, intercambios con otros centros, etc. Por otro lado, en esta sociedad en la que transitamos casi siempre con mucha rapidez, donde estamos sujetos a estímulos constantes a través de la televisión, a través del mundo comercial, se hace necesario un espacio donde pararse a pensar y sentir. El mundo tiende a una especie de insensibilización.
Los niños hacen lo que ven a su alrededor. Con el teatro se puede construir un espacio para la sensibilidad y para la reflexión. El teatro también ayuda al enriquecimiento de la inteligencia emocional. Además a través de la práctica teatral se pueden trabajar diferentes competencias educativas: “Expresión y creatividad permiten igualmente desarrollar la expresión corporal, la expresión escrita y la expresión oral; sin olvidar el desarrollo de la imaginación, de la espontaneidad, de la comunicación, de la voz, de la improvisación, de la experiencia humana y de otros aspectos.” (Torres, J., 1997)
¿Te cuesta expresarte?
La comunicación es imprescindible para llevar adelante una práctica teatral. La comunicación entendida en el sentido más amplio de las posibilidades de los seres humanos. Porque es importante la comunicación oral, no solo entre los personajes representados, sino con los compañeros que representan esas otros personajes y el público que pueda presenciar la representación-improvisación-práctica; porque es importante la comunicación emocional, ya que es imprescindible comprender el plano emocional de los personajes y de las situaciones representadas, para poder transmitir el sentido acomodado al que se expresa de forma oral; porque es necesario comprender y dominar la expresión corporal, para transmitir lo que los personajes sienten; porque se puede trabajar (y se trabaja) la creación artística a través de la creación de textos, a través de la música… ampliando la formación artística de los participantes y estimulando su creatividad.
Un estímulo de la creatividad
Por último afirmar que las clases de teatro ayudan a desarrollar la sensibilidad artística, ayudan a valorar el arte en general, desde el momento en que una persona se involucra en un proyecto teatral debe desarrollar su sensibilidad (tanto introspectiva, para adecuar su trabajo interno al resultado que se persigue, como la sensibilidad artística para valorar el resultado y calidad del trabajo que un grupo está poniendo sobre el escenario). A través de la práctica se desarrolla un sentido crítico que permite valorar mejor tanto el trabajo personal cómo lo de los demás, así como apreciar de otra forma espectáculos profesionales de las artes escénicas.
A veces en los colegios se desarrolla en exceso una formación puramente intelectual y académica, olvidando por completo la formación artística. Además la nueva Ley orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE), también fomenta este pensamiento. “Existe, en efecto, originariamente en el hombre una potencialidad creativa que, en el curso de su llamada formación, es decir, en los condicionamientos que recibe del complejo aparato educativo -familia, escuela, estructura social, mundo del trabajo, etc.- se va reduciendo paulatinamente con el tiempo hasta quedar reducida casi a nada.” (Bertolucci, G., 1975).
Desde 1980 hasta el 9 de diciembre de 2013, el teatro entra como una práctica educativa, bajo distintas formas, en el sistema escolar. En nuestro país la LOGSE (1990) considera definitivamente el teatro como materia autónoma y como procedimiento didáctico, integrándose en el área artístico en la educación primaria y como materia optativa en secundaria. Sorprenden los cambios importantes en materia de educación artística que introduce la normativa educativa LOMCE: en el ámbito de la educación primaria y secundaria, la expresión artística pierde peso en el currículo. En la LOE, la educación artística era una de las áreas de enseñanza obligatoria, pero en la nueva Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa LOMCE la Educación Artística pasó a ser una materia optativa.
En la ley orgánica de Modificación de la LOE, (LOMLOE), prevé quitar horas lectivas a la educación artística, de forma que sea una asignatura optativa y llama la atención que en una ley que tiene el espíritu de crear ciudadanos críticos, no tenga espacio la educación artística.